El Día Mundial de las Misiones, conocido como Domund, es una jornada en la que se convoca a la comunidad a reflexionar sobre la importancia de la misión y el apoyo a aquellos que más lo necesitan, llevando ese mensaje de esperanza y solidaridad a todos los rincones del mundo.
Hemos tenido la suerte de contar con el testimonio de Pablo, ex alumno de nuestro colegio y estudiante de enfermería, que decidió embarcarse en esta noble causa. Su destino era Etiopía y su testimonio es un ejemplo de entrega y ayuda desinteresada. Al llegar a Etiopía, se enfrentó a realidades duras: comunidades con escasos recursos, niños sin acceso a educación y familias que luchaban por sobrevivir. Sin embargo, su corazón se llenó de determinación. Pablo no solo llevó consigo ayuda, sino también una profunda voluntad de servir.
En su labor, se ha enfocado en la salud. Cada día ayudaba a niños y jóvenes, a mejorar la calidad de sus vidas. Su trabajo y entrega no conoce límites; cada día se levantaba con la firme convicción de que su esfuerzo puede marcar la diferencia.
El testimonio de Pablo resuena con el espíritu del Domund: una llamada a la solidaridad y la generosidad. Cada pequeño gesto cuenta. Al apoyar las iniciativas misioneras, no solo contribuimos a que más personas tengan acceso a educación y salud, sino que también nos unimos a un movimiento global que busca construir un mundo más justo.
El Domund nos invita a mirar más allá de nuestras fronteras, recordándonos que, como Pablo, todos podemos ser agentes de cambio. Su historia es una inspiración para todos, un recordatorio de que la verdadera misión comienza con el deseo de ayudar y entregarse al servicio de los demás.
Debemos darnos cuenta de la importancia de sensibilizarnos con el Domund. Es importante abrir nuestros corazones y nuestras mentes a las necesidades de los demás, no ser indiferentes y comprometernos activamente en la misión de ayudar, porque, al final, todos somos parte de una misma familia.