Como en otras ocasiones, habíamos quedado para comer. Era un encuentro de amigas. Ya lo habíamos hecho otras veces, pero ésta era especial.
 
Teníamos la oportunidad de volver a entrar en el colegio en el que habíamos pasado parte de nuestros años como estudiantes; reencontrarnos con las aulas en las que tanto habíamos aprendido; el patio en el que pasaban volando los recreos jugando a la cuerda, el escondite y tantos otros juegos; la capilla en la que habíamos recibido nuestra Primera Comunión; el gimnasio en el que la profesora nos hacía sudar de lo lindo …
Casi nada había cambiado o tal vez sí pero por unas horas nos sentimos transportadas a nuestra infancia y lo que allí vivimos lo hicimos a través de nuestros ojos de niñas. Ha pasado mucho tiempo desde que dejamos de serlo (niñas, me refiero), pero en esta ocasión, cuando las miraba a ellas, mis compañeras, no veía a las increíbles mujeres en las que se han convertido, sino el recuerdo de aquellas niñas con las que crecí.
 
Nos gustaría agradecer a la dirección del Colegio Divina Pastora de Getafe que nos permitiese hacer realidad este sueño de volver a las aulas y, en especial a la madre Elvira Padrón por su amabilidad con nosotras y el tiempo que nos dedicó.
 
 Antiguas alumnas del Colegio Divina Pastora de Getafe
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